EL HOMBRE ENTRE LAS SOMBRAS
En los pueblos de la rivera del río Sinú se tiene como costumbre salir en los meses previos a la Semana Santa a cazar Hicoteas, una de las modalidades es salir de noche con perros, pues estas salen de los humedales a poner huevos y es posible que el perro las encuentre.
Una de tantas noches habíamos salido mi tío y yo, ya estábamos de regreso a casa por uno de los muchos caminos que se habían hecho por el paso de los humanos, no habíamos logrado encontrar ninguna hicotea, nos acompañaba esa noche una perra de propiedad de mi tía, muy buena buscando rastros, al acercarnos a un árbol de campano antiguo y frondoso, la perra empezó a gruñir y se puso en estado de alerta mirando hacía la copa del árbol.
Mi tío y yo pasamos por el camino que cruzaba justo debajo de él, la perra se ponía cada vez más nerviosa y nosotros también, al pasar debajo del árbol el animal se quedó mirando hacia la copa de este, mi tío dirigió la linterna hacia el lugar y ahí estaba el hombre en pantaloneta de color verde, agachado en una de las ramas más altas, sin camiseta ni calzado, cabello largo que caía en su rostro y sus ojos casi ni se veían, mi tío le saludó, pero este no respondió solo levantó la cara y nos miró fijamente, sentimos un escalofrío en la columna vertebral, mi tío me dijo enseguida que nos fuéramos y apresuráramos la marcha, no paramos hasta llegar al pueblo agitados y muy asustados, lo cual no impidió que siguiéramos saliendo de noche a seguir tratando de cazar las hicoteas para Semana Santa.
No se que opinar sobre la naturaleza de aquel hombre, solo se decir que es muy extraño encontrar a un humano en esas situaciones, lugar y hora.
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